Nos han herido la escuela; la escuela de la diferencia, la escuela donde la palabra circula libremente, la escuela del acuerdo y el pacto, la escuela del «poder volver a ella», la escuela como espacio libre, democrático y público. La brutalidad de quien revienta y profana violentamente esta escuela que niños y niñas, maestros y familias construimos día a día con persistencia nos ha hecho daño. Y desde este duelo nos reafirmamos, esperanzadamente, obstinadamente, en que la escuela ha de seguir yendo a la contra. Ahora quizá más que nunca….