«Una imagen no es nunca un mundo, sino una imagen del mundo», nos dice Esther Gispert (2008). Esta autora habla del cine como elemento multidisciplinar aplicado a la educación, lo que significa tener en cuenta las dos funciones: como recurso didáctico y como objeto de estudio. Esta dimensión se la otorga el hecho de confluir en él diferentes factores: tecnológicos, artísticos y culturales.