Nos encontramos ya de pleno en el curso escolar, por lo que no es extraño vernos atrapados en una rutina llena de horarios, reuniones, programaciones y burocracia que a menudo nos abrumen. Sin embargo, al entrar en el aula y conectar con el alumnado, al hablar con un compañero o relacionarnos con las familias, en este contexto más “inmediato”, es cuando podemos darnos cuenta y valorar la importancia que tienen la interacción cercana, la empatía, la escucha activa o la atención a las necesidades de la persona con la que estamos interactuando.
En definitiva, en todo aquello que, en nuestro habitual ajetreo, muchas veces no vemos porque las responsabilidades cotidianas hacen que no pongamos la atención dónde realmente deberíamos. En todo aquello que a menudo pasa desapercibido cuando vivimos con prisa.
Si alguna vez os habéis sentido de esta manera, os recomendamos leer la visión que nos comparte Vicenç Arnaiz Sancho sobre el tema en el artículo «¡Hola! ¿Cómo estás?» , como un recordatorio de que, más allá de los horarios y el papeleo, lo más importante es el cuidado de los demás y de uno mismo:
Todos y todas necesitamos estar bien y nadie es siempre autosuficiente para conseguirlo sin los demás. El deber de cuidar nos obliga a todos y a todas. No solo los compañeros y las compañeras tienen que respetarse, dialogar, escucharse y ayudarse. Tampoco tiene que hacerlo solo el maestro o la maestra. Todos y todas debemos responder ante la otra persona. Lo cierto es que la escuela tiene como función básica aprender a cuidarse y a cuidar de los demás, a cuidarnos todos y todas.
Podéis encontrar el contenido completo dentro de la Revista Aula de Infantil nº121 (clic aquí).