El acoso escolar se extiende en los centros educativos y constituye un reto mayúsculo para todos los agentes educativos. Para frenar este tipo de violencia, el centro tiene un papel fundamental, aunque no sea ni el causante ni el único espacio en el que tenga lugar, y se le debe prestar la atención adecuada.
En el artículo “Acoso escolar y literatura juvenil. Propuestas para un desafío desde las letras” de Ángela Cintado Cortés, Miguel López-Verdejo (Universidad de Huelva) se reflexiona sobre la cuestión y sobre cómo hacerle frente trabajando a través de la lectura, pero no desde un plano individual, sino a través de actividades de aprendizaje cooperativo. De este modo, se intenta extraer soluciones grupales a un problema que necesita también de la colaboración inestimable de todos los alumnos.
Junto a estos programas, podemos incluir también la llamada biblioterapia, en la que se usan textos pertenecientes a la psicoliteratura para conseguir un ambiente más favorable en las aulas. Concretamente, en el artículo se presenta un programa en el que se siguen tres fases (Cañamares y Navarro, 2015; basado en el trabajo de Jack y Ronan, 2008, sobre este mismo asunto): en la primera, de identificación, se lee la historia seleccionada de manera común. Llegada la segunda, o fase de catarsis, los niños se reflejan en el personaje y se involucran en la trama. Finalmente, en la tercera o de revelación, salen a la luz situaciones similares en las que se han involucrado.
Podéis leer el artículo completo en la Revista Textos nº100 (clic aquí).