La revolución educativa empieza cada día en tu aula. Basta ya de excusas. Si no estás haciendo lo mejor por tus alumnos y alumnas cada día, ¿a qué estás esperando? Enséñales como te gustaría que enseñaran a tus hijos. Fórmate, coopera, colabora y sé mejor diariamente. No puedes pedírselo a tus alumnos y alumnas si no eres un verdadero modelo para ellos. Conviértete en un hacker educativo y transformemos juntos el sistema.