Como sabemos, a los cinco años se acaba la etapa de educación infantil y se entra en la recta final que conducirá a primaria. No obstante, aunque veamos a nuestros alumnos y alumnas más altos y más razonadores, son tan niños como siempre lo han sido, y necesitan seguir jugando. Se trata de un tramo muy hermoso en el proceso evolutivo y es una suerte poder compartir con ellos este tiempo de su crecida. En este capítulo la autora hace una semblanza de su manera de recibirlos, de trabajar con ellos, de prepararles la clase, de adecuarse a sus cambios y de acompañarlos en su despedida de la esc…