Si partimos de que el protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje es el alumno o alumna, es necesario adecuar ese proceso, diseñando retos que le activen y le permitan trabajar el desarrollo de sus competencias disciplinares y transversales. Este artículo propone un proceso en el que la motivación se presenta como clave de éxito que se ha de impulsar en un centro de secundaria.