Las lecturas obligatorias han generado la necesidad de un tipo de edición, la llamada edición didáctica, diferente por muchos conceptos de la edición crítica tradicional. El artículo analiza las características de esas ediciones y las divide en dos clases principales, que están configuradas por el tipo de receptor al que se dirigen: la edición en la que todo se dirige a la explicación de la obra (centrípeta) y la que utiliza la obra como instrumento didáctico al servicio de otra finalidad (centrífuga). La primera corre el riesgo de sacralizar la obra y la segunda, de banalizarla.