Érase una vez dos jóvenes, ya no tan jóvenes, que, gracias a diferentes cursos de “clown” y unas cuantas actuaciones a sus espaldas, descubrieron que eso de entretener a la gente se les daba bien y les gustaba. Por eso, decidieron crear su propia compañía de payasos y cuentacuentos. La llamaron Kontukantoi (esquina del cuento).