Hace catorce años, Begonya Gasch decidió fundar El Llindar, una escuela de segundas oportunidades para jóvenes entre 12 y 25 años. Un proyecto que buscaba integrar a los adolescentes a los que el sistema había «centrifugado» y que, desde 2004, ya ha acompañado a más de 2.600 jóvenes.