A menudo oímos hablar de cantidades altísimas en nuestra vida cotidiana: años luz, si hablamos del espacio, o millones de euros si hablamos de los presupuestos del Estado o de la Bolsa. Del mismo modo, existen otras cifras muy pequeñas como, por ejemplo, el peso de un billete de banco o de una brizna de azafrán. Partiendo de esta idea, en este capítulo se hace especial hincapié en la necesidad de entender y manejar las cantidades enormes y las insignificantes, mediante el planteamiento de algunas reflexiones que nos permitan conocer los procedimientos para transformar esas cifras en otras q…