La educación matemática debe contribuir de manera significativa a modificar la formación de las nuevas generaciones para que ellas puedan mejorar su vida y la de los demás seres vivos en un entorno sostenible. Proponemos algunas claves para configurar la formación matemática basada en una concepción humanista de la vida y del mundo, en la que el ser humano y sus entornos natural y social sean los focos de atención prioritaria.