Considerar la cognición y la emoción como cuestiones separadas, o incluso opuestas, constituye uno de los mitos culturales que más ha influido en nuestro comportamiento. Consecuentemente, también ha repercutido en su tratamiento educativo, de modo que se ha venido priorizando todo lo relativo al saber matemático y científico y las materias que permiten aportan una formación de carácter intelectual, relegando el terreno de las emociones al dominio de lo privado y personal. En este capítulo se presenta una propuesta metodológica que permite introducir en los centros escolares unos aprendizaje…
