Considero que el acto del movimiento voluntario, consciente y racional puede dividirse en: qué hacemos (acción) y por qué lo hacemos (objetivo). Si este movimiento es voluntario, pero sin consciencia del mismo, nos conduce a tomar una posición corporal determinada, que tal vez no sea la idónea para una saludable colocación postural. Trabajando la consciencia corporal aprendemos a prever lo que físicamente puede ser perjudicial. Se percibe la posición postural adoptada y, con un aprendizaje más técnico, se consigue la recolocación, dándonos cuenta de lo que nos beneficia.
La necesidad de elab…