Para cultivar la convivencia escolar como motor de progreso educativo, la escuela no solo debe fomentar y facilitar el aprendizaje de habilidades de competencia social desde su propio currículo, sino también prevenir y afrontar aquellas quiebras de la coexistencia –disrupciones, desmotivaciones o indisciplinas– que perturban el buen clima escolar, así como intervenir en los casos manifiestos de acoso o violencia. En este capítulo se presentan los sistemas de apoyo entre iguales como una estrategia de concertación cuyo protagonista principal es el alumnado. Para conseguirlo, los centros educ…