Cuidar con rigor es un acto trascendente. Vital. Educar no es ajeno a ello y nos impulsa a considerar el lugar que ocupamos cada día. Un ocupar un tiempo y espacio diluidos tras el telón del clima que existe al emerger relaciones saludables entre familias, criaturas y profesionales. Aprovechemos la riqueza de lo mundano para nutrir la escuela, para inspirarnos y mirar nuestro alrededor con aires de calma y esperanza.