Comparaciones, expectativas, juicios de valor, castigos, premios, sermones, refuerzos positivos…; acciones y actitudes que realizamos las personas adultas y que provocan directa o indirectamente, consciente o inconscientemente, que las niñas y los niños no vivan su niñez, sino que se desarrollen a través de las ilusiones, los miedos o las inseguridades adultas.