La enseñanza de la historia ha estado ligada a la construcción de identidades territoriales y nacionales desde el nacimiento de los sistemas educativos públicos. A partir del último tercio del siglo xx, como consecuencia de toda una serie de cambios sociopolíticos (construcción del Estado autonómico, integración en la UE, etc.) y educativos, los discursos más explícitamente nacionalistas han dado paso a relatos en los que la nación ha tendido a ocultarse o banalizarse, lo que ha incidido en la valoración social de la disciplina histórica. De esos usos, cambios y valoraciones da cuenta el pr…