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Desde mediados de los ochenta asistimos a un progresivo incremento de la denominada “inmigración no comunitaria” y, asimismo, a la correspondiente proliferación de un haz de palabras que la conforman y delatan. Este entramado de palabras corre el riesgo, como consecuencia de un uso no riguroso de las mismas, de convertirse en un conjunto de gastados lugares comunes cuyo efecto no sería otro que la sanción del actual estado de cosas.
Es en este marco devaluador del lenguaje, a través del cual percibimos y pensamos la realidad, dónde el libro de Dolores Juliano cobra su verdadero alcan…