Este capítulo busca responder a los siguientes interrogantes alrededor de la argumentación por parte del alumno, así como del importante papel del profesorado en este proceso: ¿Cómo diseñar tareas y ambientes de clase que promuevan la argumentación? ¿Es necesario enseñar a argumentar formalmente o es mejor que el alumnado practique la argumentación? ¿Es igual el diseño de una clase que favorece la argumentación e indagación al de una clase constructivista?