A los alumnos se les hace extraño y difícil revisar sus textos, por diversos motivos, tales como la falta de hábito, la poca distancia con el propio texto o su convencimiento de que basta con hacer una lluvia de ideas o un borrador inicial. En cambio, sí que son capaces de detectar errores en los escritos de sus compañeros. Si el docente tiene la oportunidad de observar cómo corrige estos textos su alumnado (qué corrige y qué deja de lado), dispone de una información privilegiada para poder intervenir didácticamente. En este artículo mostramos los resultados de un análisis sobre la correcci…