Los profesores de física nos encontramos atrapados. Si bien la asignatura que enseñamos brinda modelos para entender la “realidad”, muchas veces fracasa cuando intentamos mostrarla a los alumnos.
Nos vemos obligados a realizar una serie de suposiciones para que el modelo funcione. Debemos eliminar tantos datos que, generalmente, lo que queremos explicar se aleja demasiado de ella. Terminamos trabajando sobre una situación artificial que no tiene nada que ver con esa realidad que le interesa al alumno. El caso más típico es el olímpico desprecio que hacemos del rozamiento, o que el obje…