¿Peligrosamente? Sí, peligrosamente, porque pese a estar demostrado que con la aplicación del aprendizaje cooperativo a grupos de estudiantes se obtienen grandes beneficios, como la atención a la diversidad dentro del aula, el desarrollo de las competencias básicas y de las habilidades sociales, el aumento de la motivación para el trabajo curricular…, todavía, en pleno siglo XXI, nos resistimos a ponerlo en práctica en nuestras aulas.