Los niños que hace unas cuantas décadas jugaban a «Bèlit» y aprendían jugando en las calles. Lo practicaban con consciencia de que estaban jugando y con un único fin: disfrutar. Es un juego con un fuerte componente matemático por eso lo hemos recuperado acercándolo a los niños en sus horas de juego para después aprovecharlo como punto de partida de diversos aprendizajes. Intentamos transmitir la dinámica de este acercamiento y el interés por mantener un paralelismo entre el juego de patio y la clase de matemáticas.
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