La noción de juego despierta tantos apasionamientos como desconfianzas. Se alaba el juego como uno de los medios más libres e imaginativos de los seres humanos, y en especial los niños, para entender y relacionarse con el mundo, pero al mismo tiempo se procura que no contamine las actividades de aprendizaje escolar. En las aulas es preferible una separación estricta entre el aprendizaje y el juego. La animación a la lectura ha sido a menudo descalificada por su reivindicación del juego.