Cuando hablamos del juego, las maestras, en las escuelas, tenemos dos retos. Por un lado, el reto de ser expertas en el juego de niñas y niños, ya que es su manera de apropiarse del mundo, de conocerlo y de transformarlo. Y, por otro lado, el reto de hacer una escuela que se pueda jugar: tenemos que poder entender la escuela como territorio propio de la infancia donde se acogen y conviven, jugando, tanto los saberes de niños y niñas como los saberes adultos.
Escuela Instituto El Martinet, de Ripollet (Barcelona)
La escuela es el territo…