Este capítulo pone de manifiesto el gran poder que la neurociencia ha otorgado al cuerpo debido a su relación con el funcionamiento armónico de cerebro. Se ha validado que la motricidad es absolutamente necesaria para que el cerebro se mantenga sano y para paliar los efectos del envejecimiento, puesto que el cerebro que tenemos hoy en día se formó hace miles de años, cuando el movimiento era el lenguaje del día.