Cuando nos proponemos escribir un texto, intervienen diferentes fases: en primer lugar, tenemos que saber sobre qué queremos escribir y por qué (planificamos). A continuación, debemos trasladar estas ideas al papel de forma ordenada, estructurada y cohesionada, respetando unas normas ortográficas (textualización). Paralelamente, al final del escrito, tenemos que revisar para corregir y mejorar la producción escrita (revisión).