La actividad física en edades tempranas genera un gran número de beneficios para la salud de los niños y niñas y jóvenes, tanto durante el crecimiento como posteriormente, en la edad adulta. Por este motivo, la escuela es un escenario ideal para la promoción y el desarrollo de estilos de vida activa. La labor educativa del profesorado de educación física y sus efectos beneficiosos sobre la condición física del alumnado convierten a estos docentes en unos de los primeros agentes de salud pública en los países desarrollados.
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