Trabajando en equipo se potencia la autoestima y se construyen normas compartidas, vínculos afectivos y relaciones sociales. Al reconocer a los demás como personas con las que se quiere y se puede colaborar, se participa en una experiencia de desarrollo personal y de solidaridad social. Asimismo, el hecho de trabajar en equipo mejora las relaciones establecidas entre los miembros del grupo, convirtiéndolas en relaciones personales positivas que facilitarán la colaboración.