La presente experiencia no nace para ser un hecho aislado y, por tanto, excepcional. Es, quizá, un paso más, una apuesta educativa, pero también social y cultural.
Todo profesor o profesora de música, probablemente, ve la necesidad de que sus alumnas y alumnos asistan a conciertos en directo. Es algo tan imprescindible como leer un libro o ir al teatro. No se forma un lector con un solo libro, ni el oyente se forma asistiendo a un solo concierto. Estamos ante una doble cuestión: por un lado, encontrar ese concierto para el alumnado, y por otro, que se repita periódicamente, que se conv…