Desde el inicio de la Guerra Fría, a finales de los años cuarenta, la creencia dominante entre los educadores musicales de las escuelas y universidades americanas era que la música es un sistema abstracto, “autorreferencial y semánticamente cerrado” que no puede hablar sobre los problemas políticos o de cualquier otra índole (Fiske, 2005). La música debería enseñarse principalmente por su “verdadero” valor intrínseco como un sonido estructurado puro y no por sus supuestos valores extrínsecos o secundarios tales como la ciudadanía democrática (Leonhard y House, 1972). Hasta épo…
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