La línea de la moda es una sinusoide de amores y desprecios caprichosos. Tras un pasado hegemónico, durante los últimos decenios la memoria ha vivido sus horas más bajas. Se la convirtió en símbolo de la repetición y la rutina. Era la permanencia ominosa del pasado y, para una sociedad preocupada por el tránsito al futuro, era más un peso muerto que una energía viva. Fue una injusticia aceptada sin chistar por la pedagogía, que ha perjudicado a la educación y que, afortunadamente, empezamos a reparar. Para desprestigiarla se falsearon sus capacidades, en un enfrentamiento maniqu…
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