En los procesos de acción comunitaria la improvisación es necesaria, pero la planificación es una forma de evitar errores o desvíos no deseados respecto de las intenciones. La acción comunitaria requiere combinar la improvisación con la planificación. En este capítulo se trata sobre esta combinación, no siempre fácil, y se proponen algunas consideraciones sobre cuándo y cómo hay que dar cabida a la improvisación.