Cuando de enseñar a escribir se trata, una de las primeras tareas que los profesores debemos emprender es la de desacralizar la escritura. Es muy frecuente, no sólo entre los niños sino entre los adultos, considerar el acto de escribir como algo mágico y, hasta cierto punto, incomprensible. En torno a la escritura sigue existiendo una concepción decimonónica: la capacidad de escribir es algo reservado tan sólo a algunos elegidos, los escritores.
Esta idea equivocada se debe en buena medida a que son pocas las personas que tienen la oportunidad de observar cómo escriben los demás. Po…