Los profesores de ciencias incluimos habitualmente en las preguntas que planteamos a los alumnos expresiones del tipo “¿Por qué?: explica, razona o justifica tu respuesta”. Lo hacemos con la intención de asegurarnos de que nuestros alumnos han entendido realmente lo que les preguntamos, pero comprobamos repetidamente que las demandas que apelan al razonamiento suelen ser las más difíciles de responder. Los alumnos no saben exactamente qué les preguntamos, ni saben qué acciones deben emprender para responder correctamente. Por otra parte, el profesorado es consciente de que el hecho d…