Cualquier espacio –y también, por qué no, la ciudad– puede convertirse en un lugar de juego, rescatando la idea de «zona intermedia» que contiene el imaginario de lo posible. El entorno urbano está lleno de situaciones que invitan a imaginar diversas historias potenciales; por ende, las instalaciones de juego en este espacio también posibilitan la construcción del relato colectivo desde un imaginario lúdico compartido. Este capítulo –a modo de epílogo– articula una posible aplicación de esta propuesta en diferentes ámbitos que implican a colectivos educativos y sociales en aras de la repres…