La realidad educativa es cambiante y necesita de una revisión continua, dado que los tiempos cambian, cambia el contexto y cambian los protagonistas. Por este motivo, las normas que sirvieron en un momento dado pueden haber dejado de ser útiles en otro momento y viceversa. Las normas no pueden ser rígidos listados de deberes al margen de las condiciones en las que éstos deben ejecutarse, por ello defendemos que las decisiones disciplinares deben ajustarse, siempre, a las necesidades escolares que emergen, en el día a día de la convivencia.