Todos los que estamos hoy aquí hemos pasado por la etapa de la infancia, y muy probablemente la recordamos como un lugar lleno de magia, donde la fantasía era nuestro principal alimento. Nos hemos ilusionado y hemos creído en los Reyes de Oriente, Papá Noel o el Ratoncito Pérez, entre muchos otros que vivían o visitaban de tiempo en tiempo nuestros hogares.