Nuestro cerebro tiene un diseño eminentemente social, de manera que estamos concebidos para vivir y convivir en sociedad, y para aprender más y mejor interactuando y cooperando socialmente. En este capítulo se describe el diseño social de nuestro cerebro y su sustrato cerebral, poniéndose de relieve la necesidad de dar significatividad al aprendizaje mediado por la interacción social con los iguales. Como aportación científica, se exponen diversos estudios acerca del componente innato del comportamiento cooperativo y cómo podemos promoverlo a través de la práctica de aula.…