Desde las innovaciones de Edison y Cros en 1877, el interés por almacenar el sonido en algún medio ha sido una constante en la investigación músico-tecnológica. La carrera, que podríamos definir como pseudo-logarítmica, empieza con los legendarios discos de pasta. Estos, mejorados ostensiblemente, han sido uno de los soportes más usuales hasta hace relativamente poco tiempo, juntamente con las cintas magnéticas. Pero no es hasta el año 1983 cuando el sonido entra en el siglo XXI tecnológico o, dicho en otras palabras, en el ámbito de los ordenadores. A través de la tecnología …