Tradicionalmente, el mes de julio ha sido uno de los momentos que los docentes empleamos para formarnos. Desde hace más de medio siglo también ha sido el tiempo de las escuelas de verano, que han impulsado y organizado los movimientos de renovación pedagógica, a las cuales no podemos dejar de reconocer y de agradecer este modelo formativo invariable que surge de las necesidades de los centros educativos, que se elabora cooperativamente entre docentes de diferentes etapas educativas del territorio y que consigue la magia de que ir a la escuela de verano sea mucho más que asistir a unas cua…