En este capítulo se aborda la funcionalidad social de las ciencias sociales, su campo y sus antecedentes, así como los límites disciplinares e interdisciplinares que presentan. Además, se reflexiona acerca de la demanda social de geografía, historia y ciencias sociales y la desmoralización en lo que a la funcionalidad de la materia respecta. El capítulo concluye afirmando que las ciencias sociales, la geografía y la historia tienen un papel fundamental en los procesos de enseñanza y aprendizaje institucionales.