Cuando en la década de 1970 los programas de enseñanza de la lengua en nuestro país y en otros países cercanos destacaron la importancia de atender a las cuatro habilidades comunicativas (hablar, escuchar, leer, escribir), se oponían a una enseñanza libresca, enfocada principalmente a la lengua escrita y a los usos normativos que ésta exige, y reclamaban una enseñanza de la lengua que atendiera no sólo a los hasta entonces olvidados usos de la lengua oral, sino también a usos escritos no contemplados en el entorno escolar. Esta orientación de las programaciones se ha visto reforz…