Hoy en día es fácil observar a un adolescente escuchando música por la calle con su mp3 o su teléfono móvil. Es algo que les gusta, de eso no hay duda. Si partimos de esta actividad y vamos un paso más allá, proponiendo la práctica musical en vez de la escucha pasiva, conseguiremos un espacio educativo basado en los propios intereses de nuestros menores.