Las identidades territoriales, más allá de los convencionalismos administrativos, responden a la construcción que los escolares realizan del territorio. En este proceso de percepción del paisaje, la educación ambiental puede incidir en la generación de emociones que impliquen la acción hacia la sostenibilidad socioambiental. Con ello se desarrollan sentimientos de identidad que permiten el tránsito de la percepción de un paisaje emocional a la construcción de un paisaje cultural.