La acción educativa de diferentes agentes gana fuerza cuando se coordinan, se forman y se hacen propuestas educativas con unos valores similares. Es necesario pasar de un proyecto educativo de centro (PEC) a un proyecto educativo de territorio (PET), no solo desde la improvisación y la buena voluntad, sino desde la planificación y con unos objetivos comunes, aportando singularidad, intercambio y respeto.