Generalmente, cuando pensamos en la investigación y, especialmente, cuando lo hacemos desde su ámbito académico, la observamos como una actividad intelectual que conduce a la producción de conocimiento. Así, quienes investigan acceden a un estatus especial cuyo privilegio está vedado para la mayoría.Actualmente, esta actividad se acompaña no solo de una connotación de prestigio social, sino también del título “científico” que el pensamiento positivista heredó para ella. De esta manera, de la práctica de la investigación no solamente emana el conocimiento como capital social, …
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