A través del juego simbólico los niños y las niñas pueden crecer emocionalmente, ya que pueden interpretar sus relaciones afectivas y exteriorizar sus emociones, vivir sus deseos o equivocarse sin temor a las consecuencias. Por lo tanto, el adulto debe proporcionar un entorno favorecedor que permita el juego simbólico libre de los pequeños. La siguiente propuesta presenta las condiciones que hay que tener en cuenta para la organización espacial y temporal, los materiales y ambientes que permitan el juego simbólico libre de los niños y las niñas, así como el papel del adulto durante su inter…