El presente artículo justifica el uso de los juegos de rol en el aula por sus posibilidades didácticas y establece una serie de orientaciones prácticas para su aplicación. Esta propuesta lúdica, interpretativa y regulada favorece cambios actitudinales importantes, facilita el aprendizaje por experiencia y desarrolla competencias como la capacidad de análisis, la planificación y la toma de decisiones.